El corazón es el órgano encargado de bombear sangre a todo el organismo, la sangre viaja hasta los órganos a través de las arterias y regresa al corazón por las venas. Cuando la sangre viaja, la fuerza que ejerce ésta sobre las paredes de las arterias se llama presión arterial. Es normal que la presión arterial cambie durante las distintas etapas de la vida, e incluso durante el día; sin embargo cuando esta presión se mantiene más alta de lo normal por mucho tiempo, se considera hipertensión.
El corazón es el órgano encargado de bombear sangre a todo el organismo, la sangre viaja hasta los órganos a través de las arterias y regresa al corazón por las venas. Cuando la sangre viaja, la fuerza que ejerce ésta sobre las paredes de las arterias se llama presión arterial. Es normal que la presión arterial cambie durante las distintas etapas de la vida, e incluso durante el día; sin embargo cuando esta presión se mantiene más alta de lo normal por mucho tiempo, se considera hipertensión.
La importancia de la hipertensión, principalmente radica en las consecuencias que ésta tiene en la salud. Una presión alta puede afectar a otros órganos vitales como los riñones, el cerebro y los ojos (retina); si la presión se mantiene alta por mucho tiempo también puede provocar que los vasos y arterias se estrechen, se endurezcan o se lesionen lo que significa una mayor propensión para formar placas de grasa (o ateromas) y un mayor riesgo de sufrir un infarto.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 (ENSANUT 2006) de México, 31% de la población mayor de 20 años tiene hipertensión.
La mayoría de las veces no se conocen las causas de la hipertensión, sin embargo, se sabe que existe un importante componente genético. Otros factores de riesgo asociados con un aumento en la presión sanguínea son: el sobrepeso o la obesidad, la edad, si se padece diabetes o niveles altos de lípidos en sangre (colesterol o triglicéridos) una alimentación alta en sodio, el alcoholismo y el tabaquismo.
En la lectura de la presión arterial se utilizan dos valores: la presiones sistólica cuando el corazón se contrae para bombear la sangre y la diastólica cuando se llena de sangre. Generalmente, se escriben uno antes del otro. La lectura con valores de:
- 120/80 o menos son normales
- 140/90 o más indican hipertensión arterial (un médico debe de diagnosticar hipertensión, una sola lectura no es suficiente)
Aunque las causas de la hipertensión arterial no siempre están relacionadas con la alimentación, es importante hacer modificaciones a la dieta para prevenir otros daños y tener un mejor control de tu presión arterial.
A continuación te proporcionamos algunas recomendaciones para controlar tu presión arterial:
- En caso de presentar sobrepeso u obesidad es aconsejable iniciar un tratamiento para alcanzar un peso adecuado.
- El consumo excesivo de sodio está directamente asociado con el incremento de la presión arterial por lo tanto, es conveniente moderar su consumo. Para lograrlo te sugerimos evitar alimentos enlatados, sazonadores, consomés, pescados ahumados, quesos y embutidos altos en sodio y muy importante retira la sal de tu mesa.
- El calcio, magnesio y potasio son minerales que se emplean en terapias para controlar la presión arterial por lo que añadir alimentos que contengan estos nutrimentos resultará provechoso, algunos ejemplos son: leche descremada y sus derivados, vegetales como jitomate o acelgas, frutas como jugo de naranja o plátano y mariscos.
- Reduce el empleo de aceite y grasa en tus platillos.
- En algunos casos no es necesario la terapia con medicamentos, sin embargo en los casos donde el médico ha indicado tratamiento farmacológico es indispensable seguirlo puntualmente.
- Si se acostumbra fumar es muy importante considerar seriamente suspender este hábito.
- Modera el consumo de alcohol.
- Es útil hacer ejercicios aeróbicos moderados, siempre bajo la supervisión y recomendación de un experto, y hacerlo de manera paulatina.
Las personas que tienen presión arterial alta deben tomar medidas para controlarla y reducir el riesgo de presentar problemas de salud relacionados. Entre estas medidas se cuentan un estilo de vida saludable, atención médica continua y el cumplimiento del plan de tratamiento que el médico recete.
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