Cuando somos niños, dormir resulta muy sencillo.
Basta que nos pongamos el pijama, nos lean un cuento y nos den un beso
de buenas noches para que nos sumamos en un profundo sueño hasta el día
siguiente.
Cuando somos adultos, por el contrario,
conseguir dormir y descansar bien se vuelve algo muy complicado y que
se vuelve muy difícil de conseguir. Aunque ya seamos mayores para que
nos lean un cuento y nos den un beso de buenas noches, estas son
prácticas que preparan a nuestro cuerpo para dormir, y
es algo que de adultos no debemos olvidar aunque la rutina antes de
dormir sea diferente. He aquí unas pautas para volver a dormir como
cuando éramos niños:
Luz natural
- Mirar el reloj viendo
la hora que es impide conciliar bien el sueño. Como la mayoría no
tenemos más remedio que tener despertador, debemos darle la vuelta para
no verlo.
- Levantarse con una luz brillante o con la luz solar ayuda
a reajustar nuestro reloj biológico facilita conciliar el sueño a
aquellos que tienen problema en dormirse. Por ello, si puedes, no dudes
en dejar la persiana un poco abierta para dejar que la luz entre por
ella. Esta práctica sirve también para regular el ciclo sueño-vigilia
para quienes tienen jet lag.
Mantener una temperatura confortable
en el dormitorio también es importante, ya que un calor excesivo o
sentir frío interferirá con la calidad de nuestro sueño. También
debemos ventilar la habitación antes de acostarnos, para oxigenarla, y
así dormir mejor.
Olvida las preocupaciones
-
Los problemas y preocupaciones son grandes enemigos del sueño. Si no
podemos dejar de dar vueltas a alguno de ellos, lo mejor es escribirlos
en un papel, así como todo lo que tenemos que hacer al día siguiente y
después intentar olvidarnos de ello. El hecho de estar escritos
ayudará a nuestro cerebro a relajarse.
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